RESEÑA / REVIEW
Brenda Markowski y Pilar Quintela
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita sugerida: Markowski, B, & Quintela, P. (2015). [Reseña del libro El estigma del fracaso escolar: nuevos formatos para la
inclusión y la democratización de la educación de Maddonni, P.]. Archivos de Ciencias de la Educación, (9). Recuperado de http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos09a10.
Desde hace algunos años, sobre todo a partir de la promulgación de la Ley de Educación Nacional, en el año 2006, las políticas educativas buscan desarrollar proyectos de igualdad e inclusión que garanticen el derecho a la educación.. Tal es el caso por ejemplo de la implementación de la obligatoriedad del nivel secundario que abre un nuevo escenario para que los jóvenes ingresen, permanezcan y egresen del sistema educativo. En este contexto, la problemática del fracaso escolar vuelve a ocupar un lugar importante en la agenda educativa, siendo conceptualizado y abordado desde diferentes perspectivas.
Patricia Maddonni1, entiende esta problemática “como expresión de la desigualdad educativa y de las condiciones que asume la escolaridad obligatoria”, apartándose de los discursos que culpabilizan al sujeto y a su entorno familiar y cultural. A partir de este presupuesto, Maddonni desarrolla una investigación que se verá formalizada posteriormente en su Tesis de Maestría, titulada “Trayectorias escolares discontinuas: estigma, limitaciones y posibilidades” (2010), que da lugar luego a la producción del libro que aquí se reseña.
En ellibro la autora sostiene la hipótesis de que las problemáticas de abandono y repitencia, usualmente conocidas bajo el nombre de “fracaso escolar”, no son responsabilidad única de los sujetos sino que dependen principalmente del modo en que se piensa el formato escolar. Para dar cuenta de ello, analiza las historias de vida de estudiantes que asisten al secundario de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, que vieron interrumpidas sus trayectorias escolares y que deciden retomar sus estudios en una propuesta educativa alternativa: las escuelas de reingreso. La preocupación central de Maddonni es “cómo lograr una transformación (...) del formato escolar tradicional, sin que la novedad deje de considerar central una propuesta académica que recupere y contemple el lugar preponderante del conocimiento y de los saberes prioritarios que se apunta a enseñar” y que a su vez posibilite una enseñanza de calidad que permita superar la desigualdad. Esta cuestión interpela la extensión de su libro, donde la centralidad la tienen los jóvenes, no como parte de datos estadísticos, sino como sujetos con libertad, capacidad de acción y sobre todo con voz propia, la cual es recuperada desde la perspectiva de la Psicología Educacional y de los enfoques etnográficos de la Antropología de la Educación.
A través de diálogos grupales y entrevistas a directivos y estudiantes, la autora muestra cómo los relatos dan cuenta de la significación que le otorgan los jóvenes a su experiencia escolar y cómo los prejuicios que existen en torno a la repitencia o a la interrupción escolar dejan marcas en los sujetos. En el primer capítulo analiza la entrevista realizada a una estudiante de la escuela de reingreso, en la que se evidencia cómo diferentes discursos históricos, centrados en las insuficiencias biológicas o carencias culturales, organizan la forma en que los estudiantes piensan y “se piensan” en una situación de aprendizaje y las significaciones que le atribuyen a la escuela. La entrevista deja entrever cómo ciertas ideas operan culpabilizando al sujeto y/o a su entorno sociocultural por las intermitencias escolares. Tal es el caso por ejemplo de la idea de que “no puedo aprender” que se traduce en una baja autoestima y se transforma en un estigma por parte de los sujetos. En este capítulo la autora revisa tanto los discursos centrados en los déficits personales, que acentúan la responsabilidad individual, como los discursos reproductivistas que responsabilizan a la escuela, abriendo paso a una mirada más compleja que tenga en cuenta las instituciones educativas, las acciones que producen y reproducen la desigualdad en la escuela y los modos en que éstas son significadas por los estudiantes.
En el segundo capítulo la autora nos introduce en las particularidades que ofrece la propuesta educativa de las escuelas de reingreso, cuya novedad radica en la flexibilidad del régimen académico y el sistema de correlativas entre materias y no entre años completos. De esta manera, los estudiantes no deben “repetir” todas las materias, sino sólo aquellas en las que tuvieron dificultades, reconociendo así los saberes aprendidos y otorgándoles la posibilidad de permanecer eligiendo su trayecto formativo. Presenta aquí una serie de fragmentos de las entrevistas realizadas a los directivos de la escuela, los cuales manifiestan como preocupación central el vínculo pedagógico que se genera con los alumnos y la necesidad de reflexionar sobre él en la institución, ya que consideran imprescindible trazar lazos basados en la confianza y el reconocimiento del otro para contribuir con la permanencia y el aprendizaje de los estudiantes.
El tercer capítulo remite a un análisis sobre diálogos grupales, acentuando la importancia de las interacciones entre los sujetos para la integración de las diferencias y como estrategia para lograr una mejor aproximación a la vida cotidiana de la escuela Estos diálogos dan cuenta de la valoración que los estudiantes hacen dela escuela de reingreso, destacando la singularidad de este formato escolar que reconoce sus formas de vida o sus situaciones particulares como el hecho de tener que “ir a trabajar y/o mantener una familia”, situaciones que eran motivo de exclusión al no ajustarse al ideal de alumno que plantea el formato escolar tradicional.
En el cuarto capítulo la autora indaga cómo las denominaciones “común” y “especial” que circulan en el ámbito educativo ejercen comparaciones y prácticas de segregación. Nos muestra aquí, como en sus discursos, los estudiantes dejan entrever sus preocupaciones al egresar de una “escuela de segunda”, cuestión que Maddonni ve como una paradoja, ya que las mismas características que celebran, como la practicidad en el régimen de cursada, son a su vez motivo de temor al estigma social que implica haberse graduado en una “escuela especial” a la hora de buscar un trabajo o seguir sus estudios. La autora profundiza el análisis del vínculo pedagógico a partir de los aportes de Rancière, y señala la necesidad de que la enseñanza parta de la convicción en la existencia de una igualdad de inteligencias y del reconocimiento de un otro capaz de emanciparse.
En su quinto capítulo se presentan dos relatos: el de “Diego” y el de “Lara”. Estos relatos expresan las tensiones en la vida de los jóvenes que vuelven a enfrentarse con “otra escuela” para armar un proyecto en la búsqueda de un reconocimiento que los deje participar en el presente, desmitificando la motivación laboral como única y central en la decisión de volver a estudiar. En ambos casos resurgen con fuerza la necesidad del reconocimiento personal, el hecho de sentirse mirados, nombrados y reconocidos como parte de aquelloque favorece una resignificación de su experiencia escolar, esta vez orientada hacia el logro de los aprendizajes y la adquisición de nuevos conocimientos como base fundamental para la proyección de sus futurospara reparar sus derechos antes vulnerados. En las dos historias está presente el reconocimiento de la escuela como espacio de inclusión y formación donde la apropiación de herramientas culturales y la construcción de vínculos sociales posibilitan la valorización personal y la humanización.
El último capítulo reúne, a modo de síntesis, los aportes que brindaron las reflexiones de los jóvenes sobre su formación, como insumo pararepensar el formato escolar. Según Maddonni, este nuevo formato escolar debe realizar acciones de reconocimiento, que involucren a los estudiantes en el trabajo institucional, a través de un vínculo pedagógico donde sean mirados y escuchados, permitiendo que puedan comprometerse con el proyecto educativo y su formación. Otro aspecto que la autora considera importante es el funcionamiento de redes institucionales y el fortalecimiento de sus vínculos. Por un lado, debe existir una articulación entre la escuela primaria y la escuela secundaria, ya que el alejamiento de los estudiantes comienza antes de ingresar a la secundaria; por otro, la escuela debe establecer lazos con otras organizaciones sociales, que permitan generar mejores condiciones de permanencia y rendimiento escolar, así como ampliar la participación ciudadana de los jóvenes, más allá de lo escolar.
El estigma del fracaso escolar nos acerca ejemplos concretos de experiencias educativas alternativas que buscan una inclusión educativa y la superación de la desigualdad en las trayectorias escolares Este libro busca interpelar a toda la comunidad educativa, tanto a los encargados de diseñar proyectos educativos como a todo aquel que quiera conocer los miedos, deseos y reflexiones de quienes habitan hoy nuestras escuelas, acercándonos las voces de los jóvenes atravesados por la exclusión educativa y social. También nos invita a repensar el formato escolar para lograr una escuela inclusiva. Esta reflexión es fundamental si aspiramos a mejorar las condiciones para el acceso y la permanencia en ella y así, promover el derecho a la educación.
1 Psicóloga, docente y Magister en Psicología Educacional por la Universidad de Buenos Aires.
Charlot, B., “El fracaso escolar” Un objeto de investigación inencontrable”. En Charlot, B. La relación con el saber. Elementos para una teoría. Trilce: Montevideo, 2006.
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