Archivos de Ciencias de la Educación, nº 10, e012, 2016. ISSN 2346-8866
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Ciencias de la Educación



RESEÑAS / REVIEWS

 

Palacios, Analia (2015) comp. “Claves para Incluir: Aprender, enseñar y comprender”. Noveduc.  Buenos Aires

                                 

 

Fiorella Gandini         

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

 

Cita sugerida: Gandini, F. (2016). [Revisión del libro Claves para Incluir: Aprender, enseñar y comprender por A. Palacios]. Archivos de Ciencias de la Educación, (10). Recuperado de http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivose012

 

Claves para Incluir: Aprender, enseñar y comprender es una compilación que presenta las complejidades y desafíos en Educación de la mano de autoras de prestigiosas universidades argentinas y españolas con trayectoria en docencia e investigación en los campos de la Psicología Educacional, Pedagogía Social, Sociología Educativa y Didáctica. Su compiladora, Analía Palacios, es Doctora en Educación (UDESA), actualmente es profesora Adjunta de la cátedra Psicología Educacional de la FaHCE (UNLP) e investigadora en temáticas afines al campo de la Psicología Educacional.

La obra se organiza en dos partes. La primera, titulada “Incluir la diversidad como principal clave” es un conjunto de cuatro capítulos que presentan una mirada macro de distintas dimensiones de la inclusión social y educativa. En la segunda parte, titulada “Aprender y enseñar para comprender”, las autoras ofrecen nuevas visiones sobre distintos aspectos del aprendizaje y la enseñanza, con especial atención al desarrollo de los procesos meta-cognitivos y las habilidades metalingüísticas en el aprendizaje, las interacciones discursivas en el aula, las acciones de orientación tutorial y la evaluación de la comprensión.

El primer capítulo, de autoría de la Dra. María Elena Martínez1aborda la problemática del derecho a la educación con especial referencia al contexto latinoamericano y analiza críticamente el reconocimiento de las diferencias en la educación escolar con énfasis en los desafíos que aún hoy presenta esta temática en el contexto socioeducativo. Desde una perspectiva educativa inclusiva e intercultural, inscripta en el enfoque de Derechos Humanos y de los Derechos de la niñez y la adolescencia, llama a la reflexión y análisis de las categorías: derecho, inclusión y diferencia. La autora cuestiona la exclusión social y educativa que atraviesan los sujetos, al tiempo que deben comprenderse las relaciones de diferencia. Ante estas problemáticas, Martínez propone que la escuela aborde estrategias colectivas, en donde tanto docentes, alumnos, directivos, etc. participen activamente en promover y sostener una educación inclusiva que permita a los sujetos llevar una vida independiente y ser incluidos en la comunidad como constructores de derecho y co-constructores de la sociedad.

En el segundo capítulo, la Dra. Alicia Villa2, revisa un conjunto de premisas que, a modo de preguntas, abordan las complejas relaciones entre las familias y las escuelas, las distintas concepciones, las dinámicas y los cambios socio - históricos. Menciona la importancia de pensar en la diversidad familiar, las distintas configuraciones que adquieren hoy las familias (familia monoparental, familias nucleares completas, familias reconstituidas, familias ensambladas, parejas homosexuales) y cómo estas familias coexisten con el modelo tradicional. Villa plantea que la alianza escuela-familia necesita adquirir otro vínculo, ya que por más cambios que haya sufrido, las ideas que circulan en la escuela sobre el niño y su familia no han cambiado. La autora propone una nueva forma de pensar el vínculo escuela-familia, pensando en los sujetos y las familias que hoy somos, y que se los apoye desde el lado de los afectos y el mundo de los vínculos.

En el tercer capítulo, Sylvia Defior3 presenta una perspectiva psicoeducativa de estudio e intervención en las dificultades específicas de aprendizaje, según el modelo etiológico integrador e inclusivo, donde plantea nuevas miradas sobre las dificultades especificas en los aprendizajes escolares (DEA). La autora, nos presenta las distintas y diversas definiciones, clasificaciones y diagnósticos de las DEA, advirtiendo que las diversas causas que pueden explicarlas han hecho que éstas adquieran una explicación de carácter holístico multicausal que englobaría factores etiológicos de distintas naturaleza (neurobiológico, cognitivo, comportamental) influidos por el ambiente. Defior presenta algunas respuestas de los sistemas educativos, particularmente el español, antes las DEA; así como también las distintas formas de evaluación e intervención. Propone que el desafío ante las DEA consiste en implementar nuevos enfoques, homogeneizar los criterios y procedimientos para identificar a niños con DEA, de modo que se reduzca la inconsistencia en los resultados académicos y pueda beneficiar así la inclusión educativa.

Concluyendo la primera parte de esta obra, en el cuarto capítulo, María del Carmen Malbrán4,  desde una perspectiva psicopedagógica, aborda las implicancias de los términos con los que se considera a las diferencias inter e intra-individuales en el área de confluencia de la salud y la educación. La autora propone, en la educación para la diversidad, un esquema tridimensional en donde se tenga en cuenta las características del sujeto, la variable del ambiente y la índole de la tarea. Da a conocer que las intervenciones en estos casos deben estar basadas en la identificación de necesidades, expectativas e intereses de los sujetos. Hoy con el uso de los soportes digitales manifiesta la necesidad de repensar y revisar situaciones y prácticas corrientes de la cultura escolar, entre ellas el uso del lenguaje debe contemplar el universo complejo en el que se mueve el destinatario. Por ello, para pensar  la educación para la diversidad surge la necesidad de explorar y evaluar las diversas dificultades que pueden presentar los sujetos hoy, es decir, deben ser identificadas, descriptas y tratadas acorde con su naturaleza, y no que se manifiesten enunciados vacíos en donde lo único que aparecen sean categorías que acechan a quienes son asimilados en un grupo.

En la apertura de la segunda parte de la obra, Pilar Nuñez Delgado5, centrada en aspectos de la lingüística y la metalingüística; examina distintos aspectos de los procesos metacognitivos y el desarrollo de las habilidades cognitivas en las situaciones de aprendizaje de la lengua escrita. La autora presenta la concepción de conciencia metalingüística y como ésta depende del desarrollo intelectual y viene determinada por el nivel social. La autora pone de manifiesto la importancia de desarrollar la conciencia metalingüística en la educación escolar debido a sus repercusiones en los procesos de aprendizaje y, por lo tanto, en el éxito o fracaso académico. En el caso de la enseñanza de la lengua, esta habilidad es considerada de orden superior que aparece en los niños de modo implícito, por lo que se ve la necesidad de que vaya haciéndose cada vez más explícita hasta llegar a conseguir un uso cada vez más consciente, reflexivo y crítico del lenguaje; cuestiones que invitan a pensar en todos los proceso de aprendizaje.

En el sexto capítulo la compiladora de este libro, Analía Palacios, analiza las interacciones discursivas de profesores y estudiantes en las actividades del aula a la luz de las nuevas conceptualizaciones de la Psicología Educacional. Ante las variaciones del uso del lenguaje advierte que en las instituciones educativas se producen comunidades lingüísticas muy heterogéneas, donde los hablantes se enriquecen mutuamente a través de sus intercambios. Son estas mismas interacciones entre docentes y estudiantes, y entre estos últimos entre sí, en torno a las actividades del aula, las que explican gran parte de las diferencias en los procesos lingüísticos y cognitivos de los estudiantes, necesarios para lograr aprendizajes formales significativos. De este modo, destaca el papel mediador del lenguaje como herramienta para el acceso al saber y la comprensión, lo que implica convertir al aula en un espacio de intercambios comunicativos abierto a la riqueza cultural de los estudiantes y sus contextos. Para ello observa la necesidad de formar al profesorado en prácticas innovadoras y en la elaboración de propuestas tendientes a abrir contextos de aprendizaje colaborativo, participativos e inclusivos en las instituciones educativas.

Alejandra Pedragosa6 examina en el séptimo capítulo diversos aspectos de la relación y acción tutorial en las intervenciones psicopedagógicas, recogiendo aportes de diversos enfoques socioculturales sobre el aprendizaje, la enseñanza y la orientación integral en el espacio educativo. Sistematiza algunas características de experiencias de tutores, y da cuenta de la importancia de abordar la tarea tutorial desde la noción de andamiaje, donde la mediación toma centralidad ya que es a partir de ella que el tutor comparte experiencias, estableciendo una relación cálida y apropiada contribuyendo en todo momento a la motivación y necesidad del tutorizado. Asimismo, considera importante la relación que se da al interior de la tutoría lo cual constituye el centro de este tipo de propuestas. La autora concluye afirmando que la interacción, la relación didáctica horizontal, negociación de significados, entre otras características, adquieren centralidad a la hora de pensar en este tipo de prácticas educativas en un contexto de inclusión.

La obra cierra con un capítulo de Silvina Larripa7, presentando un análisis sobre aspectos de la evaluación de los aprendizajes en el aula, explorando las tensiones entre la función formativa y la orientada a la calificación, en el marco de políticas actuales que propugnan la inclusión educativa. Se pregunta si sigue siendo útil constar con una escala de evaluación en el sistema educativo, afirmando que el papel de la evaluación como productora de jerarquías de excelencia escolar, basada en la clasificación ligada en la selección de los mejores, sigue funcionando como un prejuicio difícil de disolver, donde la calificación numérica se toma como información para saber si el estudiante necesita ser incluido o no. Así, las prácticas de evaluación formativas pierden lugar frente a este uso de la evaluación como dispositivo legitimador de prácticas clasificatorias. Se propone pensar sobre las políticas actuales orientadas a una evaluación formativa que obligan a reflexionar de una manera pedagógica acerca de qué es, en materia de objetivos y contenidos, lo mínimo, lo común; qué debe convertirse en objeto de diversificación promoviendo recorridos distintos; qué indicadores y prácticas de evaluación nos ayudan a promover avances en el proceso de formación, comunes a todos y diversos para atender y respetar intereses y singularidades de quienes aprenden.

Los temas que se abordan en esta obra movilizan la discusión en torno a la educación inclusiva, haciendo necesario reflexionar acerca de las necesidades e intereses vinculados con el cambio educativo y el protagonismo del docente, a partir de poder enlazar las distintas perspectivas que nos plantean las autoras para problematizar e interpelar distintos procesos educativos con espíritu interdisciplinario. La obra adquiere suma relevancia en cuanto a las reflexiones actuales sobre problemáticas socioeducativas en clave de derecho en el marco de políticas que propugnan la inclusión educativa.

La obra es una invitación a preguntarse y reflexionar en estas “claves para incluir” en nuestra labor profesional en el campo de la educación: ¿Reconocemos las diferencias y actuamos sobre estas situaciones basándonos en los derechos? ¿Contribuimos a seguir reconfigurando las nociones de sujeto y familia que aparecen aun segmentadas en los espacios educativos? ¿De qué modo miramos y actuamos ante las dificultades escolares, cognitivas, en el proceso de enseñanza y en el aprendizaje? ¿Pensamos en la importancia de la construcción a partir del intercambio discursivo en el aula? ¿Puede pensarse la orientación medida como práctica habitual en la profesión docente? ¿Cuál es el fin de la evaluación en nuestra práctica educativa?

 

 

Notas

1 Profesora Titular de la cátedra Pedagogía de la Diversidad (FaHCE-UNLP); desarrolla actividades de docencia en carreras de posgrado en educación, políticas sociales, género y sexualidad en Argentina; y ese investigadora en temas vinculados con Sociología y Educación y Educación Intercultural.

2 Profesora Titular de la Cátedra “Orientación Educativa y Práctica Profesional” (FaHCE-UNLP); desarrolla actividades de coordinación y docencia en carreras de posgrado en temas de políticas sociales, educación social y sociología de las desigualdades educativas; dirige proyectos de investigación y extensión sobre jóvenes y educación; y ha escrito diversos artículos sobre juventudes, familia, educación social, intercultural y desigualdades educativas.

3 Defior es una especialista española en el campo psicoeducativo, particularmente procesos de adquisición y desarrollo de las habilidades de lectura y escritura en español, dificultades en el aprendizaje, en especial dislexia y disgrafía.

4 Profesora Títular de Cátedras Psicología Educacional (UBA) y Evaluación Educativa (UNLP), e investigadora y evaluadora de estas áreas de conocimiento.

5 Doctora en Filología (UGR); investigadora y docente Titular del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la UGR.

6 Profesora Adjunta de la cátedra Psicología y Cultura en el Proceso Educativo y Jefa de Trabajos Prácticos de Psicología Educacional (FaHCE, UNLP); donde se desempeña como investigadora y directora de tesistas

7 Profesora Adjunta de la Cátedra Evaluación Educativa (FaHCE-UNLP) e investigadora en áreas de currículum, evaluación educativa y evaluación de políticas públicas.

 

Recibido: 16 de julio de 2016
Aceptado: 28 de septiembre de 2016
Publicado: 18 de noviembre de 2016

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional